25/2/09

Sigue la polémica política en el campo popular

En esta ocasión, La Señal Textos reproduce tres materiales de importancia: una entrevista a Martín Sabbatella, un duro pronunciamiento de Libres del Sur y la respuesta de Luis Brunati a la profunda nota de Norberto Galasso sobre el enemigo principal y la acción política. Para seguir razonando y analizando los pasos a seguir.

Martin Sabbatella se lanza como candidato a diputado nacional por Buenos Aires

"Me gustaría gobernar la provincia"

El intendente de Morón aspira a representar al centroizquierda. Cuenta que mantiene conversaciones con todos los sectores de ese espacio, pero admite diferencias en cuanto a la caracterización que cada uno hace del Gobierno.

Por Werner Pertot

Acodado al lado de una ventana del bar Británico, el intendente de Morón, Martín Sabbatella, anuncia en diálogo con Página/12 que se lanzará como candidato a diputado "para dar visibilidad a una nueva fuerza política de centroizquierda". "Me gustaría gobernar la provincia de Buenos Aires", revela el líder de Encuentro por la Democracia y la Equidad, que delinea su esquema de alianzas, marca sus diferencias con algunos sectores del centroizquierda y encuadra a la Mesa de Enlace como "parte de las alianzas conservadoras nacientes".

–¿Por qué decidió ser candidato a diputado?

–No es sólo una decisión personal. En Encuentro decidimos que yo sea candidato, porque creemos que es necesario que nazcan fuerzas políticas nuevas. Las fuerzas políticas se convirtieron en estructuras vacías, pragmáticas, que terminan estando en un lugar u otro por conveniencia y no por convicción. Ven nichos a ocupar y para construir poder dicen todo lo contrario a lo que decían antes. Y lo hacen sin ponerse colorados. Es como decía Groucho Marx: "Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros". Cualquier colectivo los deja bien.

–¿Cómo se para esta nueva fuerza ante el oficialismo y la oposición?

–La oposición propone retroceder y el oficialismo propone resignarse al límite que le pone el PJ, nosotros decimos que hay que construir otra cosa. Queremos que la política vuelva a convocar, a enamorar, a entusiasmar, que vuelva a ser un proyecto de transformación. Y eso necesita de nuevas fuerzas que dialoguen con la historia, en el sentido de recoger lo mejor de los procesos populares y de transformación de nuestra historia nacional y latinoamericana. Queremos que esta candidatura sea un proceso electoral que le dé visibilidad a este debate.

–¿Cómo toman en Morón que no termine su mandato como intendente?

–En Morón se construyó un sentido de pertenencia a un proyecto común. Hay gente que hace un balance de nuestra gestión en términos de eficiencia y eficacia, que no es algo que el progresismo tenga que dejarle a los liberales. La sociedad de Morón se siente protagonista de esto que puede nacer. Es el momento de romper las fronteras de Morón. Queremos construir con otros y con otras.

–¿Con quiénes?

–Estamos conversando con todos los sectores: con el SI, con la CTA, con los socialistas, con Libres del Sur, con sectores del kirchnerismo críticos de la pejotización y del progresismo que son críticos de la derechización evidente de la Coalición (Cívica) conservadora.

–¿Es posible que converjan con el sector que impulsa la candidatura de Víctor De Gennaro?

–Vamos a seguir conversando con todo el mundo y tenemos muy buena relación. Es indiscutible que hay diferencias, pero también es indiscutible que hay una historia común y mucho respeto mutuo.

–¿Las diferencias pasan por la caracterización del gobierno nacional? Pino Solanas lo considera "la continuidad del menemismo".

–No, claro. Es evidente que no tenemos esa caracterización. Nosotros pensamos que no es más de lo mismo, que es mejor, pero que es insuficiente. Valoramos el piso construido, que permite ir por más y criticamos los límites. Nosotros queremos pararnos sobre ese piso y romper el techo. Hay que ser respetuoso de las diferencias y los matices.

–¿Y cómo se hacen compatibles?

–Habrá que ver si es posible. Nosotros tenemos la voluntad, pero implica por supuesto un esfuerzo. Lo que hay que hacer es no debatirlo por los medios, sino juntarse y sentarse a conversar las coincidencias y las diferencias. Si se logra una expresión de unidad en 2009, bárbaro. Pero si eso no sucede, estoy convencido de que hay un futuro común a construir.

–¿Cómo se dirimirían las candidaturas?

–Los tendremos que debatir, pero antes hay que debatir las diferencias sobre el presente, el paso de una cultura testimonial a una cultura de gobierno. El centroizquierda se desencontró muchas veces en este país. Hay que intentar unir y eso requiere mecanismos institucionales que permitan procesar en unidad esas diferencias.

–Pero siempre está la discusión de quién encabeza la lista...

–Que en el centroizquierda hubo una cuota de mezquindad y de sectarismo, es real. Pero es consecuencia de la falta de debate profundo del para qué nace una fuerza, para qué toma la palabra, qué rol tiene que cumplir en la historia. Al no estar claro eso, la discusión pasó por los nombres. Hoy yo no considero que tengo la verdad, tengo una posición y la podemos debatir.

–¿Cómo ve la conformación de dos bloques, uno en torno de Elisa Carrió y el otro en torno de Mauricio Macri?

–La alianza De Narváez-Macri-Solá es claramente lo viejo y por derecha. Empiezan a mostrar más claramente a los dueños del poder y de los intereses concentrados. Le pasa lo mismo a la Coalición Cívica: quedó una estructura conservadora, antipopular, y a la derecha. Nacen con la estrategia de reconstruir el bipartidismo: uno es la reconstrucción del radicalismo conservador y el otro es la derecha de la interna del PJ.

–¿El centroderecha no está teniendo más lucidez que el centroizquierda para construir coaliciones hacia 2011?

–La derecha tiene más claro eso. Es cierto que el progresismo tuvo menor capacidad para articularse y todavía no construyó una fuerza política que exprese la redistribución de la riqueza como tema central en la lucha contra la desigualdad. Pero el contexto regional y el país da las condiciones para esa fuerza política. Sería un error desaprovechar la oportunidad y que no seamos capaces de construir esa fuerza política.

–Para usted, ¿el 2011 marca el fin de los Kirchner?

–No creo en el futurismo para ver dónde terminan. Lo que sí creo es que en el 2003 inauguraron debates interesantes y necesitamos que pueda continuar la recuperación de lo público y del rol del Estado, la política de derechos humanos y la integración regional. La oposición va contra ese piso y ofrece sólo retroceder.

–Pero la oposición está construyendo –por lo menos– dos candidatos. ¿Qué candidato tendría el centroizquierda en 2011?

–No lo sé.

–¿Puede ser Hermes Binner?

–Hay que ver cómo se da todo. Está todo abierto.
–¿Usted podría ser candidato a gobernador en 2011?

–Somos una fuerza política que quiere gobernar. Me gustaría gobernar la provincia de Buenos Aires. Puedo ser yo, pero también puede ser otro el candidato. Voy a estar donde haga falta.

–En Capital, ¿Aníbal Ibarra puede aglutinar el centroizquierda?

–El progresismo está en deuda en la ciudad y no creo que haya liderazgos excluyentes que puedan aglutinar al conjunto.

–¿Cómo ve que reaparezca Luis Zamora?

–Todos tienen derecho a expresarse. Es evidente que no es ahí donde yo me puedo sentir convocado.

–¿Con Luis Juez sigue teniendo diálogo?

–Con Juez evidentemente surgieron diferencias. Sigo creyendo que Juez es la expresión más cercana en Córdoba a la posibilidad de construir algo distinto. Pero no estoy de acuerdo con su diagnóstico de lo que pasa hoy en el país, ni con su marco de alianzas, tanto nacional como provincial.

–¿Cómo interpreta que el socialismo siga con la CC?

–El socialismo tiene diferentes posiciones y esto forma parte de su debate histórico y su relación con los procesos nacionales. Hay tres posiciones: una más opositora, otra más oficialista y otra que tiene una suerte de autonomía. Esto lo digo con absoluto respeto al socialismo.

–¿Cómo ve este nuevo lockout?

–La Mesa de Enlace mostró que tiene una estrategia política vinculada a las alianzas conservadoras nacientes, con un objetivo claro y político: ponerle freno a un proceso que tímidamente puede generar políticas distributivas. Es parte de las coaliciones conservadoras, funcional a la estrategia opositora y utiliza mecanismos extorsivos. Es muy posible que la Federación Agraria haya dejado de representar al productor familiar. Representa los mismos intereses que las otras entidades. Y Eduardo Buzzi decidió representar esos intereses.

–Pero Buzzi lo hace utilizando el discurso de la CTA, habla de los chicos que mueren de hambre...

–Es muy difícil creerle, cuando se lo ve brindando con champán en el Monumento de los Españoles. Están lejos de representar lo que sí me preocupa: el pequeño productor, los trabajadores del campo, los pueblos del interior afectados.


Libres del Sur

El kirchnerismo ya fue, es un proyecto agotado

El kirchnerismo lamentablemente es un proyecto agotado como instrumento de transformación y de cambio. Ya fue.
En nuestra provincia, clara muestra de ello es que su referencia principal esta constituida por el MPN y el PJ.
Idéntica situación puede observarse en otros distritos, donde sus principales aliados son los caciques justicialistas del conurbano, Aldo Rico, Daniel Scioli, Luis Barrionuevo, Schiaretti, para mencionar sólo algunos.
A lo que asistimos hoy es sencillamente a una estrategia superestructural que apunta a evitar un desastre en las legislativas del 2009, de modo de negociar una retirada más o menos decorosa.
Poner un huevo en cada canasta en la provincia no busca otra finalidad que presentar un triunfo ficticio en las elecciones, presentando como propios al resto del pais, a los candidatos que surjan del acuerdo entre Sobisch y Sapag por un lado, y aquel que designe a dedo la dirigencia del Partido Justicialista.
¿Que puede salir de Sobisch, Sapag y el PJ ? Nada a favor de nuestro Pueblo.
La convocatoria realizada por el PJ es otra muestra de que ya el kirchnerismo quedó atrapado en manos de los menemistas, duhaldistas, etc. En otros tiempos, el espacio del kirchnerismo incluía a diversidad de sectores, partidos, movimientos, dirigentes y militantes de variado origen.
Hoy, difícil resulta distinguir entre PJ y kirchnerismo. De hecho, la reunión del sábado no es una convocatoria de distintos sectores, no. Es una actividad del Partido Justicialista, donde son los dirigentes Justicialistas como Aldo Duzdevich y Sergio Rodríguez, los que realizan las invitaciones y los que deciden quién entra y quién no.
Al tiempo de esto, cada vez se dan más concesiones a los factores de poder que en otra época hundieron a nuestra Patria en la miseria.
No sólo es equivocado acompañar al kirchnerismo porque es un proyecto sin futuro. Hay que agregar, además, que la horrible estrategia política y de alianzas que viene llevando adelante concita un enorme repudio por parte de extendidas franjas de nuestro Pueblo.
Nosotros creemos que hay mucho Pueblo fuera del kirchnerismo y no estamos dispuestos a regalárselo a la derecha. Hay que construir un espacio nuevo del campo nacional, popular y progresista que retome el proyecto de transformación y de cambio abandonado a medio camino por el kirchnerismo.
Hay que animarse nomás y tenerse confianza, sobre todo porque nuestro Pueblo, lejos de haberse corrido a la derecha, ha recuperado muchas de las banderas pisoteadas por treinta años de neoliberalismo, y no va a volver atrás.

Direccion Provincial del Movimiento Libres del Sur
Jesús Escobar, Paula Sanchez, Mercedes Lamarca, Paula Ovadilla, Santiago Nogueira, Jorge Peralta


El enemigo principal, por Luis Brunati

Saludamos el tono del artículo de Norberto Galasso (en Página/12, el 2 de febrero pasado), aunque no la tendencia a eludir los temas de debate. En efecto, Galasso enumera los temas, pero lo que interesa no es saber cuántos son, sino qué opina sobre cada uno de ellos. También se dice que el artículo de Alcira Argumedo (en Página/12, el 27 de enero) no refutó “las apreciaciones correctas de Barcia sobre la mortalidad infantil”. Al respecto, creo conveniente señalar que el hambre es un crimen siempre, e independientemente de la variación de uno o dos puntos en los guarismos. Sin embargo, en el caso particular de la Argentina, el hambre es un crimen calificado, consentido y evitable. ¿Cómo se puede justificar que en un país que produce 134 millones de toneladas de alimentos y una renta inmensa discutamos el tema en base a cifras del Indec, cuyo contraste con la realidad es para todos inquietante? Aquí, es un tema de prioridades y voluntad política. ¿Qué es prioritario, pagar deuda externa o salvar vidas? Tanto Menem, como De la Rúa y la gestión K han privilegiado el pago de los servicios de la deuda externa, además de aceptar que los recursos petroleros y mineros se extraigan sin control público y se exporten dejando las divisas en el exterior. El ciento por ciento para el caso de las mineras y el 70 para las petroleras, tema denunciado reiteradamente por Pino Solanas y Proyecto Sur.
No obstante, la clave del artículo de Galasso está en la definición del “enemigo principal”. Al respecto, ya nadie discute que, utilizando el terrorismo de Estado, la dictadura militar contribuyó a consolidar un nuevo bloque de poder hegemónico en el país, conformado por grupos económico-financieros locales y externos –incluyendo a los grandes propietarios de tierras, cada vez más concentradas y extranjerizadas– con el apoyo de Estados Unidos, países europeos, el FMI y el Banco Mundial. Estos fueron los beneficiarios del saqueo de recursos públicos y sociales durante los treinta años siguientes, comenzando por el carácter fraudulento de la deuda externa y la estatización de la deuda privada, realizada por Domingo Cavallo desde el Banco Central, durante la dictadura. Con el retorno de la democracia, la fortaleza alcanzada por ese bloque de poder, sumada a la escasa voluntad política, permitió desarticular el Estado de Bienestar y el Estado Empresario y la potestad soberana del Estado Nacional, facilitando un descomunal traslado de recursos públicos y sociales en favor de los nuevos dueños de la Argentina.
Así, el saqueo articulado al amparo del terror durante la dictadura se consolidó en democracia a través de verdaderas estructuras de corrupción, conformadas por los grupos económico-financieros, parte de la dirigencia gremial y los dos partidos mayoritarios.
La alternancia bipartidista –incluyendo la cooptación de sectores como el Frepaso– permitió la continuidad de los mecanismos de despojo: subsidios a la descentralización industrial y a las exportaciones; especulación financiera; pago de la deuda sin evaluar su legitimidad; privatizaciones leoninas; altas tarifas en dólares sobre mercados cautivos; prebendas a los “amigos del poder”; complicidades espurias; intercambio de expertos económicos o referentes políticos; “empresarios nacionales” súbitamente enriquecidos y similares; lo cual no está exento de conflictos de intereses y tensiones en su interior. Dadas las dramáticas consecuencia de esta estructura de corrupción, preocupa que se banalice el tema de la corrupción económica. En todo caso, ese bloque de poder y sus cómplices son el enemigo principal. Son ellos los que se benefician con el sacrificio y dolor de nuestro pueblo.
Precisamente, en Venezuela, Bolivia y Ecuador, las fuerzas populares lograron quebrar la trampa de ese tipo de bipartidismo. Por ello, la nacionalización de los recursos estratégicos y empresas clave para esas economías y el repudio a la deuda externa ilegítima no constituyen una “casualidad permanente”, sino movimientos clave para garantizar la redistribución de la riqueza y el bienestar del pueblo. Si se considera que solamente la derecha política, junto a la “nueva derecha” y la oligarquía rural, conforman el “enemigo principal”, por carácter transitivo parecieran pertenecer al campo del pueblo Techint, Monsanto, British Petroleum, Repsol, Pan American Energy, Shell, Esso, Ford, Barrick Gold, Minera La Alumbrera, Grobocopatel, Bunge y Born, Cargill o la Aceitera General Deheza del senador oficialista Urquía, entre otros tantos “amigos del poder”, y entonces se comprende por qué razón muchas de estas corporaciones han recibido subsidios o prebendas del orden de los 10 mil millones de dólares anuales.
En cuanto al tema de la Resolución 125, sistemáticamente se omiten varias claves. Son el diputado Lozano, los diputados del SI y el ex diputado Mario Cafiero quienes denuncian que el proyecto oficial encubre una maniobra que perjudica al Estado, en una suma superior a los 1700 millones de dólares (no pesos) y presentan un proyecto propio a favor de las retenciones móviles segmentadas, que incluye la investigación del ilícito denunciado. Este proyecto no fue llevado a votación, porque en Diputados ganó el proyecto oficial. Para colmo de males, gracias a la maniobra, el Estado nunca llegó a cobrar las alícuotas fijadas en “la 125” y que sí las agroexportadoras descontaron a los productores. Otro dato interesante es que antes del voto no positivo de Cobos, catorce diputados del Frente para la Victoria votaron en contra del proyecto oficial. Por todo ello, no es bueno que se pretenda comparar el sentido de nuestro voto con el voto de la derecha. Nosotros nos negamos a acompañar al Gobierno en el fraude, no en las retenciones. Galasso reconoce el negociado, al hablar de las acciones judiciales iniciadas por AFIP, pero soslaya que son posteriores a nuestra denuncia, cuando la maniobra entre los funcionarios del Gobierno y las agroexportadoras había tomado estado público. Pero la cosa no queda allí, la posterior ley de blanqueo exime a las agroexportadoras también de esa responsabilidad. Por todo ello, nos parece en extremo injusto que el compañero Galasso pretenda adjudicarnos “una grave responsabilidad si se frustra esta gran oportunidad”. En todo caso, si se frustrara esta gran oportunidad, no sería a causa de nuestras humildes críticas, sino a consecuencia de los propios errores políticos del Gobierno y su definición del “enemigo principal”.
Finalmente, en relación con las apreciaciones que el compañero Galasso realiza sobre la obra de Perón y, más allá de que sin duda hubo errores que no intentaré justificar, sus extraordinarias realizaciones en el campo social, los derechos del trabajador, la ancianidad, la niñez, la educación, la salud, energía, infraestructura industrial, obra pública, desarrollo tecnológico e incluso su concepción ambientalista expresada hace casi 40 años en el “Proyecto Nacional” tornan injusta cualquier comparación con gestiones posteriores.

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