17/4/09

Con el voto y la movilización política

por Lido Iacomini


En los últimos meses, el gobierno nacional presidido por Cristina F.de Kirchner, ha sido capaz de tomar múltiples iniciativas con profunda vocación transformadora, tales como la sanción de la ley que retorna la jubilación a manos estatales, la nacionalización de Aerolíneas, el proceso de recuperación de la fábrica de aviones en Córdoba, las medidas contracíclicas y promercado interno frente a la grave crisis internacional, la federalización de recursos provenientes de las exportaciones y la puesta en debate del proyecto de una nueva Ley de Radiodifusión.

Es decir que frente a la gravedad de la confrontación destituyente de la oposición, constituida por la vieja y la nueva derecha, el gobierno ha ratificado su vocación de cambios y el rumbo emancipador y latinoamericanista al enunciar sus políticas.Es a partir de esta verificación que muchos compañeros piensan que hemos salido de la etapa defensiva en que nos colocó la derrota en la lucha por la 125.

Sin embargo la tensa realidad de la inmediata contienda electoral, y particularmente su carácter plebiscitario a escaso año y medio de gestión de Cristina obligan a poner esto en duda, ya que el plebiscito y la consiguiente polarización ha obligado al gobierno a echar mano a cuantos dudosos aliados con estructura y posibilidad de arrastrar votos encontró. Aliados de contextura ideológico política conservadora, sensibles ante el duhaldismo que los alimentó y de pronóstico hacia el futuro sumamente riesgoso ya que no difieren mucho de Reutemann y Solá, de Schiaretti o De la Sota.

Es decir se subordina la necesidad estratégica de la construcción política propia, renovada y popular, por una línea de alianzas presuntamente más eficaz ante la coyuntura táctica inmediata. Sim plificando, las dificultades políticas, propias de una etapa aún defensiva, obligan a privilegiar lo táctico sobre lo estratégico y contribuyen a que la "sensación térmica" de la política se instale en el terreno de "la batalla decisiva", el todo o nada.

En ese marco ¿Cómo hacer en la Pcia. de Bs. As. para contabilizar como propios los votos "no opositores" de Martín Sabatella, que se jugó por el voto positivo en la 125? ¿Como contener a los desplazados compañeros rabiosos por la presencia protagónica de Ishi, Rico y Otacehé, dentro de los marcos de éste proyecto?

Dilema no precisamente menor para una parte importante de la militancia nacional y popular y de la intelectualidad, que luchó y lucha con más o menos denuedo contra la reacción y la derecha argentina y que bien expresa su resistencia a tragar sapos nuevamente. Con seguridad no podremos convencerlos sino asumimos una realidad fundamental: lo que está en juego no es la calidad de los candidatos, lo que elegimos no es tan sólo ni principalmente diputados.

Tampoco, y en esto quiero ser particularmente claro, es entre un programa y un modelo definido y acabado, el del gobierno, y otro ya experimentado, el de la dependencia y la exclusión. Sino entre la posibilidad de profundizar el rumbo hasta parir un modelo de nación soberana e inclusiva, unida al nuevo mundo que emerge desde Latinoamérica, ó caer derrotados en el escenario que pretende erigir la oposición, de desorden y desestabilización, en camino a la recuperación plena del poder a manos del establishment y el statu quo.

En realidad, esta vez y como siempre, a lo único que podemos apelar es al pueblo, a su voto y a su movilización.

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