11/4/09

Viernes Santo


Este viernes Santo, La Señal Radio dedicó una parte del programa a reflexionar sobre el Bien y el Mal. Esta es la desgrabación de los apuntes de Gabriel Fernández.

Si hay algo que siempre me costó develar es el borde entre el bien y el mal.
Más allá de sus acciones, ¿uno se termina sintiendo malo por dentro?
Este es uno de los grandes temas, y a veces se lo ha camuflado bajo otros títulos: tonto y vivo, justo e injusto.Asuntos muy interesantes, y quizás más trascendentes, por cierto, pero distintos.
Cercanos, pero distintos. Vamos a pensar juntos.
A mi entender, por ejemplo, Romina Tejerina obró mal; pero debo admitir que la defienden personas con buenas intenciones.Si las personas, especialmente cuando son pibes, escuchan a diario que sus pasiones y sus gustos y su entorno encarnan el mal, entonces deben tener en su interior sensaciones culposas que no siempre pueden explicar.
Ojo al piojo: no hablo de Videla ni del Che, del descuartizador de Boston o de Favaloro, de Bush o del Mahatma Gandhi. hablo de las gentes que transitamos este planeta con claroscuros.

Estaba en mi casa charlando amigablemente con el gran periodista tucumano Vicente Guzzi, su esposa Berta, arquitecta, y su hija Libera, entonces estudiante de periodismo. Que el Tío, que el Turco, que el Gordo, que Tito, que las empresas, que la censura, que el gremio, que los salarios.
Y en una de esas irrumpió en mi comedor una gran libélula con su atroz porte e irritante sonido.
Inmediatamente Vicente exclamó "qué hermoso animal, qué maravilla de la naturaleza".
Muy fuera de mi, y haciendo caso omiso a la vocinglería, tomé una chancleta y con la velocidad y la contundencia de un siete que entra en diagonal, aplasté al monstruo de tal modo que la pared muestra, aún hoy, el eco de aquella desigual contienda.
Mi amigo Vicente se levantó y se fue. No volvimos a reunirnos.
¿El es bueno? ¿Obré mal? ¿Cómo cuentan el resto de las actividades que ambos desarrollamos en el balance y la comparación?

El tema del bien y del mal es complicado.
Cuando uno se cría como peronista y tripero es difícil no sentir, muy en el fondo, que tiene una semilla de maldad.
Usted sabe cómo hablan los periodistas de Gimnasia. Y el lugar que el peronismo ocupa en la historia tradicional argentina.
En cada zona hay identidades y pasiones parecidas, que diariamente reciben los mazazos de los medios y de los bienpensates.
¿Qué siente un pibito cuando escucha esas cosas?
Uno ni se acuerda, pero debe pensar "a mi papá lo quiero porque es mi papá, a pesar de sus cosas". Algo así.
Pasa que "sus cosas" son la esencia misma del viejo.
Y los cuatreros de la emoción, hacen que el pibe se averguence de los suyos, sienta que están mal encaminados. Trate de tomar distancia.
A la larga, la realidad pesa, el pibe toma el sendero.
Pero adentro queda ese registro, en una zona ciega de la conciencia.

Ahora las personas de bien, las que no están con el delito, han resuelto levantar muros para que quede claro que los humildes son el delito.
El pequeño mundo emocional de esos sectores medios, amparado en aquellos medios y en aquellas historias, cree que encarna el bien, frente al mal.
Cristo se detuvo en San Isidro.
Pero la razón, también.
Yo no sé qué representa la Semana Santa para esa gente. Tampoco me imagino qué valores encarnan el estudio y la comprensión para ellos.
Pretenden dejar todo bien claro: del muro para acá son honrados, del muro para allá, delincuentes.
Es curioso: los sectores medios de la Zona Norte viven hoy mejor gracias a los cortes y las protestas de los ñatos que pretendían ubicar detrás del muro.
Sin esos batifondos, seguiríamos en los 90. Con comercios quebrados, ventas escasas y profesionales sin trabajo y sin clientela.
Frente al verso de la "eterna lucha del bien contra el mal" emerge aquél diablo protagonizado por Alfredo Alcón en la película de Leonardo Favio.
El diablo le dice al pibe enamorado: Si lo ves a Dios, decile que afloje. Que podemos charlar. Estoy cansado de hacer este papel.

¿Estuvo bien o mal Maradona en usar la mano para ganarle a los ingleses?
Si usted encuentra una valija con dinero ¿la devuelve?
Los que escuchan este programa ¿dicen siempre la verdad? ¿Aún en circunstancias difíciles?
Quien les habla, además de matar insectos, ha hecho sufrir a algunas personas por decir cosas que quizás, en una de esas, tal vez, eran verdaderas. Pero sobre todo, eran hirientes.
¿Estuve bien? ¿Tiene sentido eso?
¿El amor puede llegar a ser un buen argumento para que los egoístas hagamos simplemente lo que se nos canta, sin dar cuentas a nadie, sin tomar nota del sentir de los demás?
No hemos levantado ningún muro. ¡Muy bien! Pero ¿fuimos a derribarlo?
Cuando viene el centro, el arquero debe saber levantar su rodilla. El defensor, trabar el salto rival. El delantero, poner el codo para hacerse lugar.
Si cada uno hace eso, será "bueno" en su puesto. Si no lo hace, será considerado "malo".¿Vió?
Todo parece, y por ahi es, tan relativo. Tal vez dependa del prisma, o del lugar desde donde se mire.
La parte visible de la sociedad argentina se proclama tan honrada, que uno se pone nervioso.

Hay dos héroes de ficción emblemáticos, por razones diferentes.
Por un lado está Batman, ya legendario, oscuro, excepcional.
Alguien que, como ha señalado Alfredo Casero, "está absolutamente piantado: a la noche anda por ahí disfrazado de murciélago, y cree que de esa forma combate el delito. Está colifa".
Por otro lado está el Chapulín Colorado, quien también se disfraza para luchar contra el mal.
Hay una sutil diferencia: mientras Batman se toma el asunto con total seriedad, y realmente piensa que lo que hace es racionnal, el Chapulín se mata de risa, y nos hace reir a todos, porque se da cuenta que el eje mismo de la historia, es un disparate.
Es probable, sin embargo, que si pudiéramos adentrarnos en los sentimientos más hondos de cada uno, Batman suponga que todo su ser es bueno y justo.
Es probable, también, que el "bueno" del Chapulín se sienta algo fraudulento, un poco culpable, por no ser un héroe "en serio".

Es decir, por no creer en un disparate.


Les habló Gabriel Fernández. Gracias por estar en "La Señal".

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