10/3/09

Gobierno y Justicialismo hacia las elecciones de octubre, por Gabriel Fernandez

Forma y contenido

La pregunta que surge, entonces, es: los segmentos progresistas que se sienten lejanos y hasta contrastantes con el PJ ¿tomarán en cuenta los contenidos de la obra de gobierno a la hora de votar?

La decisión de Néstor Kirchner de liderar el Partido Justicialista, es decir, de brindarle un rol central en la elaboración política oficial, es tan razonable como criticable. Por eso levantó tanta polvareda. Como la movida se asienta en las necesidades político prácticas del gobierno, uno de los elementos de valoración debe ser el resultado concreto de la misma. Vamos a pensar.

Es claro: la estructura justicialista que abarca municipios, gobernaciones y sindicatos, pervive, tiene influencia y necesita una orientación. Por tanto hay una enorme dosis de verdad en la aseveración básica de muchos voceros oficiales: "si no lo maneja K, lo maneja Eduardo Duhalde. O alguien aún peor".

El despliegue de la argumentación bordea la autocrítica: "Quisimos poner en marcha la transversalidad y no lo conseguimos. Los que se alejaron por la presencia de Néstor en el PJ no admiten su ineficacia a la hora de construir. Esa ineficacia también fue de quienes nos quedamos".
Y algo más; sugieren que la persistencia de la identidad peronista en las bases populares está ligada a dos factores: los vasos comunicantes históricos, referencias que tienen un sentido cultual profundo, y el control de un aparato que provea soluciones rápidas a problemas urgentes.

Ahora bien. Los cuestionamientos son, casi, tan certeros como las fundamentaciones señaladas.

Se objeta: "Le ganamos al duhaldismo. El gobierno pudo quebrar su espinazo y lo dejó intacto. Para crecer en las bases populares había que apoyarse en las organizaciones sociales, no en los intendentes".

Y más. "La estructura mafiosa pejotista condicionará el rumbo gubernamental. Sus dirigentes y punteros son permeables a las presiones oligárquicas y no responderán con lealtad al kirchnerismo".

Como en las buenas discusiones políticas, de esas que de vez en cuando protagonizan militantes sinceros y bien formados, todo es, de algún modo, parte de la realidad.
A partir de allí habría que considerar la eficacia de los movimientos desplegados.

Por ejemplo, evaluar si la capacidad contenedora de la estructura del PJ -indudable- es superior a su imagen piantavotos en los propios alrededores sociales.
O mejor: mensurar si los sufragios obtenidos por -digamos- Otahacé y Rico en sus distritos, resultan más que los que sus imágenes expulsan a distancia.

Asimismo: aún cuando Dante Gullo afirmara* que hay lugar para el respaldo no peronista a Cristina Fernández de Kirchner y al gobierno nacional, bueno es preguntarse dónde se puede hallar ese recipiente si el conjunto de la política oficial se va canalizando en dirección orgánica justicialista.
Las cosas son como son, dijo alguien, aunque en la sencillez de su aseveración olvidara explicar "cómo son" efectivamente.

Mas si las objeciones planteadas configuran un valor, vale indicar que el andar reciente del gobierno que lidera CFK parece ahondar en algunas de las banderas más sentidas por los críticos de su posicionamiento partidario.

La pregunta que surge, entonces, es: los segmentos progresistas que se sienten lejanos y hasta contrastantes con el PJ ¿tomarán en cuenta los contenidos de la obra de gobierno a la hora de votar?

La recuperación de las AFJP, de Aerolíneas, la mayor intervención estatal, la promoción del consumo medio, la continuidad de la política de derechos humanos, el alineamiento latinoamericano, por sólo mencionar un haz de pasos decisivos enmarcados por el potente alineamiento social que implica el debate con las entidades agropecuarias, permite inferir que el gobierno pone cara pejotista y acciona en un sentido nacional, popular y transformador.

Asentados en esa mirada puede decirse que condenar a CFK y a NCK debido a las faltantes -por caso una adecuada política de recursos naturales- podría equivaler al dislate de abuchear al propo equipo por una victoria ajustada, presumiendo que debería haber obtenido una goleada.
Es que el rival, se sabe, también juega.

Es difícil aseverar por dónde se encuentra el camino correcto en la construcción política cuando la Argentina viene del estallido de todas las variantes partidarias.
Sólo el resultado de los comicios de octubre puede ofrecer una respuesta y, aún así, será una conclusión parcial, en movimiento.

Tenemos una certeza paradójicamente etérea entre tanta funcionalidad: deseamos fervientemente que el sendero escogido resulte el adecuado porque el fondo de las políticas se enlaza con los intereses geoeconómicos propios.

Por lo tanto, para quien esto escribe, la vertebración de una lista no es esencial. Queda bien decir que forma y contenido son lo mismo. Pero, luego de ver y protagonizar mucha política, es preciso afirmar que no.
No necesariamente.

GF/
Director La Señal Medios / Director Periodístico Revista Question Latinoamérica
* Ver entrevista a Juan Carlos Dante Gullo en La Señal Televisión (lasenialtv.blogspot.com)



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